jueves, 26 de abril de 2018

Y desaprendí a bailar las músicas que ya no suenan

Cada palabra inicial destinada al fuego del olvido
fue sacada de mí por el mundo,
que pedía canto para su baile,
como la templada mano que ofrece su calidez.
Y canté por el mundo y para el fuego.
Con el sacrificio del tiempo,
agotaba el agotamiento, mi brujería,
mientras el mundo aparecía cada vez más radiante
a mis ojos cada vez más perspicaces.
Al poco aprendí a amar,
así que ya no recuerdo mis poemas.

Elipso
17/10/2017


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