bajo la oscuridad del manto de hojas,
frente a la inmensidad del reflejo silencioso del agua.
Te recito aunque no me escuches.
No es por ti ni por mí que lo hago.
Pero surge como el canto de un pájaro al ver amanecer.
Así brota el mío al ver la luna vacía.
No lo entiendo, pero creo
que le estoy cantando a tu ausencia.
Y las noches que noto la luna vacía y no te canto,
las desconozco, porque me noto marchitar
y comienzo a recitar.
(He descubierto algo, pero es un secreto
así que, calla. No me cuentes lo que te voy a decir:
me engaño al dedicarte soliloquios,
asumiendo que te llegan.
Por suerte son inocuos
porque...¡calla!)
Elipso Facto
25-01-2018
25-01-2018
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